Al fermentar los ajos potenciamos todas sus propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y los hacemos más fáciles de digerir que el ajo fresco.
Pelar los ajos y medir el resto de los ingredientes.
Colocar en el recipiente los ajos, la pimienta rosada y el eneldo.
Mezclar las 2 tazas de agua con la sal en otro envase y revolver muy bien. Agregar al recipiente con los ajos.
Colocar un trozo de repollo o cebolla encima para evitar que los ajos floten. Tapar levemente (recuerda que se va a producir gas) y dejamos en un lugar fresco alejado del sol. Fermentamos por 3 semanas.
Una vez pasadas las 3 semanas tapamos bien y guardamos en la nevera. Nuestros ajos fermentados están listos para consumirlos directamente del frasco o usarlos para cocinar. Si deseas conservar su bacteria benéfica evita las altas temperaturas.
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