Una bebida refrescante muy tradicional en mi país, Panamá y que de paso aporta muy buenos beneficios para la salud.

1. Lavamos el saril fresco y procedemos a pelar usando guantes o como hacía mi mamá: usando dos cartuchos pequeños de esos que se guardan en otro cartucho debajo del fregador (si vives en Latinoamérica me entenderás). Mi mamá y abuela decían que la semilla del saril tenía una pelusa que picaba los dedos.
2. Ponemos a calentar 8 tazas de agua y al hervir agregar la canela, el jengibre picado y cualquier otro ingredientes de la lista de opcionales que estemos usando.

3. Dejamos hervir por unos 15 minutos y luego apagamos el fuego y dejamos refrescar. A mí me gusta dejarlo reposando hasta el día siguiente para que quede todo muy bien infusionado con el jengibre y las especias.

4. Una vez fresco lo colamos, endulzamos con el endulzante de nuestra preferencia al gusto y disfrutamos!

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