El estrés y la salud intestinal

(Esta es la primera publicación de una serie de 3 que estaré haciendo relacionadas con el estrés).

¿Alguna vez has sentido mariposas en el estómago? Mucho se habla hoy en día sobre la relación entre el estómago, los intestinos y el cerebro y cómo la comunicación es en ambos sentidos: el estrés diario puede afectar la salud de nuestro intestino y complicaciones digestivas pueden causarnos estrés. A esta comunicación entre el cerebro y el intestino se le conoce como el eje intestino-cerebro. 

Diferentes tipos de estrés

El estrés positivo, también llamado eustrés, es aquel que nos ayuda a enfocar nuestra energía, mejorar nuestro rendimiento y nos motiva a realizar cambios favorables. La vida sería muy aburrida sin algún tipo de estrés que nos ayude a alcanzar una meta o realizar un cambio constructivo en nuestra vida. 

Otros beneficios relacionados con el estrés positivo son: 

  • Nos ayuda a prepararnos ante una situación de peligro al elevar los latidos de nuestro corazón, la respiración y tener una mente más alerta.
  • Activa nuestro sistema inmune.
  • Nos ayuda a adaptarnos a condiciones extremas o diferentes. 
  • Mobiliza nutrientes de otros sistemas que no son necesarios para la sobrevivencia inmediata, como lo son el gastrointestinal y el reproductivo, para darnos la energía para correr o luchar. 

Esta respuesta de lucha o huida es la que ayudó a nuestros ancestros a sobrevivir en un ambiente natural muy peligroso. 

Ahora bien, ¿qué pasa cuando el estrés supera nuestra capacidad de adaptarnos, de poder sobrevellevarlo? Es aquí cuando se convierte en un estrés negativo, también llamado distrés. 

“Es muy difícil que una buena alimentación y una buena rutina de movimiento puedan tener un gran impacto en nuestra salud si el estrés negativo sigue siendo una situación no resuelta”. 

El estrés negativo

Este tipo de estrés puede estar relacionado con: 

  • Un aumento en el riesgo de enfermedad cardiovascular, condiciones metabólicas, niveles de azúcar en sangre e hipotiroidismo. 
  • Aumentar la inflamación en nuestro organismo.
  • Aumentar la severidad de condiciones de asma y alergias. 
  • Tener un impacto negativo en nuestra función cognitiva y nuestra salud mental. 
  • Activar o empeorar condiciones autoinmunes. 

El estado de balance interno

Nuestro organismo está constantemente trabajando, aunque nosotros no podamos percibirlo, para mantener variables como la presión sanguínea, niveles de azúcar en sangre y hormonas, en niveles adecuados para mantener la salud.  A este delicado y dinámico estado de balance interno se le conoce como homeostasis. 

Cuando nos enfrentamos a un estrés positivo, el cuerpo es capaz de mantener la homeostasis o de regresar a ella bastante rápido. 

Por ejemplo, si salimos a correr y ese día corremos más de lo usual o a un nivel más intenso, estamos causando estrés es nuestros músculos y sistema cardiovascular pero nuestro cuerpo tendrá la capacidad de recuperarse bastante rápido al terminar. 

Sin embargo en una situación de estrés crónico el cuerpo no podrá mantener la homeostasis porque la intensidad o frecuencia del agente estresante excede nuestra capacidad de poder sobrellevarlo. Esto es algo que varía de una persona a otra pero que pudiera ocurrir con la muerte de un ser querido, problemas financieros, relaciones complicadas y difíciles, una enfermedad o una lesión crónica. 

El estrés y el intestino

En este sentido nuestro intestino es especialmente vulnerable ante el estrés crónico, lo cual queda demostrado con cambios en la secreción de jugos gástricos, la motilidad del intestino, la estructura de la pared intestinal, el balance de nuestra microbiota intestinal y hasta la secreción de enzimas digestivas. (1) 

En el post de una serie, puedes ver la segunda publicación: Los Efectos del Estrés en Nuestra Salud aquí.

  1. National Library of Medicine. Stress and the gut microbiota. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/30844962/