Además del caldo de huesos, el incluir alimentos fermentados en nuestra alimentación es otra forma de recuperar nuestra salud digestiva.

El proceso de fermentación aumenta la bacteria benéfica, vitaminas y enzimas presentes en los alimentos y hace que sus nutrientes sean mucho más fáciles de absorber por nuestro organismo. Este proceso también aporta nuevas texturas, sabores y aromas.

¿Qué son los fermentados?

Muchas culturas alrededor del mundo tienen un alimento fermentado que las caracteriza.

De Bulgaria tenemos el yogurt, donde tribus antiguas almacenaban la leche de vaca cruda en pieles de animales y allí se fermentaba.

Los japoneses son famosos por el natto, una mezcla de frijoles de soya fermentados y los koreanos tienen el kimchi el cual está hecho a base de repollo chino y rábanos.

La bebida fermentada más antigua de la cual se tiene conocimiento hasta ahora data de 7000 años AC en China. Era una mezcla de arroz, miel y fruta.

Al principio, los alimentos eran fermentados para poder conservarlos por más tiempo.

Durante el proceso de fermentación se desarrollan componentes antimicrobianos y ácido láctico que inhiben el crecimiento de microorganismos patógenos y evitan que los alimentos se dañen.

Sin embargo, fue solo cuestión de tiempo hasta que los humanos descubrieran que la fermentación además de conservar los alimentos por más tiempo, también podía mejorar su sabor y textura.

Los fermentados son una buena forma de introducir microorganismos benéficos a nuestro intestino, ayudando a recuperar la barrera intestinal y considerando que estos microorganimos sirven de casa a las células del sistema inmune, nos ayudan a fortalecer nuestra función inmune y evitar enfermedades.

Si luego de leer esta información te animas a preparar tu propio fermentado en casa, en este post puedes empezar con una receta casi que infalible, el muy popular Sauerkraut o Chucrut.

Ahora, si quieres convertirte en un experto en el arte de los fermentados aquí te dejo los mejores TIPS para que tu proceso de fermentación sea todo un éxito. Tu intestino estará contento.

10 TIPS para Fermentados de Vegetales Exitosos

  1. Utiliza envases de vidrio claro con boca ancha y tapa, de esta manera podrás manipular facilmente tus fermentados y ver su avance.
  2. No utilices jabón antibacterial ni para lavar tus manos ni para lavar los utensilios que vas a utilizar porque esto podría afectar el crecimiento de la bacteria benéfica de tus fermentados.
  3. Es preferible utilizar sal de mar o alguna que no tenga yodo. Algunos libros de fermentación mencionan que el yodo es antimicrobios y por ende puede afectar el resultado de los fermentados.
  4. Asegúrate que la mezcla de vegetales quede totalmente sumergida en el líquido. Al pasar los días, los vegetales tienden a flotar en el líquido, para evitarlo puedes usar unas hojas grandes del vegetal, colocarlas encima de la mezcla para hacer presión.
  5. Tapar el envase, la bacteria benéfica no necesita oxígeno, sin embargo el proceso de fermentación produce dióxido de carbono. Puedes abrir la tapa cada cierto tiempo para soltarlo.
  6. Si estás en un clima cálido como yo, puedes dejarlo a temperatura ambiente en un lugar donde no reciba la luz del sol de forma directa ni el calor de algunos equipos de cocina como estufas.
  7. Si prefieres un sabor levemente fermentado puedes dejar tu preparación unos 3 días a temperatura ambiente y luego ponerlo en la nevera. El proceso de fermentación seguirá pero más lento. Si prefieres un sabor más fuerte puedes dejarlo fuera unos 10 días. Probar y seguir experimentando hasta alcanzas el sabor deseado.
  8. Un exceso de fermentación puede volver tus vegetales demasiado suaves. A algunos les desagrada esta textura. Encuentra tu nivel.
  9. Es normal que durante los primeros días de fermentación aparezcan burbujas en la superficie, esto es indicador de que el proceso de fermentación ya empezó!
  10. El olor de tu fermentado debe ser agradable, fuerte y ácido. Nunca comas nada con un olor desagradable.

¿Cómo consumir tus fermentados?

Aquí te dejo unas ideas:

  1. Si estás en un proceso de curación te recomiendo empezar con 1 cucharadita del jugo del fermentado al día. Ver cómo reaccionas y luego gradualmente aumentar a 2 cucharaditas, si todo funciona bien, entonces ya puedes consumir el vegetal fermentado.
  2. Puedes agregarlo a tus ensaladas o preparaciones ya cocidas.
  3. Es importante no cocinar con tu fermentado porque el calor puede afectar la bacteria benéfica.

¿Quiénes NO deben consumir fermentados?

A pesar de sus enormes beneficios, hay dos condiciones en las que los fermentados deben evitarse por lo menos temporalmente:

  1. Intolerancia a las Histaminas: hay personas que por una condición genética (deficiencia DAO) o por alteraciones en el metabolismo de las histaminas puede tener una acumulación en el cuerpo. Las histaminas son compuestos que podemos encontrar en algunos alimentos y que nuestro cuerpo puede producir en respuesta para defendernos ante un agente externo.
  2. Contaminación por moho: personas que tienen una concentración elevada de toxinas en el cuerpo producidas por la exposición al moho.

Al incorporar una variedad de alimentos fermentados en nuestra alimentación, promovemos la diversidad de microorganismos en nuestro intestino. Estos microorganismos nos ayudarán a digerir los alimentos, extraer sus nutrientes y hacerlos más fáciles de absorber, además de reforzar nuestra respuesta inmune.