Quizás estás considerando arrancar una nueva dieta para alcanzar ese peso ideal que tanto has anhelado.  

Al igual que tú, yo también he probé varias dietas y he seguido las recomendaciones al pie de la letra, en algunos casos he logrado bajar de peso, pero luego de un par de meses, se acaba la magia y vuelvo a ganarlo. 

En este post te quiero contar por qué las dietas no funcionan y en qué cosas sería mejor concentrar nuestros esfuerzos para lograr un cuerpo en equilibrio y una mente en balance. 

El mito de la delgadez extrema

La palabra “dieta” puede ser muy confusa, por un lado puede referirse a la forma de alimentarse de una persona, pero también hay dietas recomendadas para tratar una condición de salud específica. Sin embargo el tipo de dieta al que me voy a referir en este post es a la que se refiere a un plan temporal y restrictivo de alimentación diseñado para bajar de peso. 

Desde hace unos años se nos ha hecho creer que las personas delgadas son más saludables. Es como si existieran sólo dos opciones: la delgadez extrema o la obesidad. El blanco y el negro. 

La realidad es que entre ambos extremos existe la composición corporal ideal, aquella que alcanzamos cuando nuestro cuerpo se encuentra en equilibrio. Es aquella composición que para nuestro cuerpo es muy fácil de mantener, es cuando nos sentimos bien, con energía, con una buena calidad de sueño y si eres mujer, cuando tus períodos menstruales son regulares. 

Lo primero que me gustaría que descartáramos es ese viejo concepto de que las personas flacas son más saludables, de que la delgadez significa salud. La salud es algo mucho más complejo como para medirlo con un número en una balanza. El número en la pesa no toma en consideración nuestros genes, nuestra actividad física, nuestros niveles de estrés ni la cantidad de agua, grasa y músculo que llevamos a cuestas. 

El hambre y la saciedad: una respuesta hormonal

El hambre, la saciedad y la cantidad de grasa que quemamos están regulados por nuestras hormonas, por lo tanto es más importante conocer y entender cuál es la respuesta hormonal que se está produciendo en nuestro cuerpo cada vez que comemos. 

Cuando comemos alimentos con pocos nutrientes como comidas ultraprocesadas, con mucho azúcar y aceites inflamatorios tendremos hambre más rápido porque a nivel celular nuestras células están hambrientas. Estamos sobrealimentados pero mal nutridos. 

Por otro lado, cuando comemos alimentos altos en nutrientes y antiinflamatorios sentimos saciedad por más tiempo porque nuestro cuerpo está recibiendo las vitaminas, minerales y macronutrientes que tanto necesita para ejecutar los procesos tan complejos que se llevan a diario en nuestro organismo. 

5 Razones por las que las dietas NO funcionan

  1. Debido a que por definición, hacer dieta es un plan temporal, muchos perdemos peso al inicio pero luego lo volvemos a recuperar. En muchos casos, la naturaleza restrictiva de muchas dietas nos lleva a ciclos donde hacemos dieta pero luego comemos compulsivamente o en exceso.
  2. Las dietas muy restrictivas en calorías carecen de los nutrientes necesarios para el buen funcionamiento del organismo y como nuestro cuerpo es sabio y no desea morir de hambre, la respuesta es un metabolismo lento, lo que hace aún más difícil el bajar de peso. 
  3. Hacer dieta y subirnos a una pesa varias veces al día, todos los días, puede llevarnos a desórdenes alimenticios y crear el escenario para caer en dietas yo-yo donde perdemos peso pero volvemos a ganarlo, una y otra vez. 
  4. Es importante evaluar si nuestro peso ideal es “realista” y va acorde a nuestro estilo de vida y no está influenciado por la cultura de la delgadez.
  5. El estrés nos lleva al estado de lucha y huida donde no digerimos bien, no producimos suficiente ácido estomacal ni enzimas digestivas. También pueden haber factores que crean estrés biológico como el comer muy poco, acumulación de toxinas ambientales, metales pesados, parásitos, desbalances en la microbiota. Puedes ver más información sobre este tema en este post: ESTRÉS y SALUD INTESTINAL.