Comer sin gluten es una moda…eso es lo que dicen algunos. 

Hoy te invito a que exploremos alrededor de este tema. 

¿Qué es el gluten?

El gluten es una proteína contenida en los cereales de trigo, centeno y cebada o en cualquiera de sus variedades antiguas como la espelta y el kamut. Granos como el maíz y la avena pueden verse contaminados con esta proteína durante su cultivo, almacenaje o procesamiento en fábrica.

El gluten tiene cualidades que aportan elasticidad a la masa de harina, lo que permite que junto con la fermentación el pan obtenga volumen, así como la consistencia elástica y esponjosa de los panes y masas horneadas.

El Gluten y la Enfermedad Celíaca

La celiaquía es una condición autoinmune, donde el consumo de gluten activa una respuesta inmune que ataca el tejido del intestino delgado en personas que tienen una predisposición genética.

Es en el intestino delgado donde se realiza la absorción de nutrientes de los alimentos que ingerimos; es por esto que dentro de la lista de síntomas se encuentran la desnutrición y el cansancio. La persona come pero su cuerpo es incapaz de absorber los nutrientes. 

La lista de síntomas puede ser larga pero podemos mencionar diarrea, inflamación y dolor abdominal así como también síntomas no digestivos como dolor de cabeza crónico, migraña, dermatitis, dolor en las articulaciones e insomnio.

Por mucho tiempo se pensó en términos blanco o negro sobre el gluten: o tenías la enfermedad celíaca, lo que significaba que al poco tiempo de ingerir gluten presentábas síntomas o no tenías ninguna reacción inmediata y por lo tanto podías continuar con la ingesta de gluten. 

Hoy sabemos más.   

La Sensibilidad al Gluten No Celíaca

Es posible tener una reacción al gluten sin ser celíaco, a esto se le conoce como la sensibilidad al gluten no celíaca o SGNC. En este caso los síntomas mejoran al eliminar el gluten de la alimentación. 

Algunos de los síntomas asociados son: Síndrome del Intestino Inflamado que incluye inflamación abdominal, dolor abdominal y cambios en la frecuencia de las deposiciones, dificultad para concentrarse, problemas de memoria, dolor de cabeza, cansancio, dolor en las articulaciones, entumecimiento en brazos y piernas, dermatitis, depresión y anemia. 

Es importante mencionar que en ambos casos, ya sea en la enfermedad celíaca o en la sensibilidad al gluten no celíaca, la reacción al consumir gluten puede afectar otros tejidos más allá del sistema gastrointestinal como por ejemplo el cerebro, el sistema endocrino, el hígado y las arterias. De allí que la reacción al gluten puede estar asociada con enfermedades como: diabetes tipo 1, esclerosis múltiple, enfermedad autoinmune de la tiroides, osteoporosis, falla cardíaca, depresión, ADHD, artritis, asma, endometriosis y obesidad. 

Los síntomas no están en mi mente

La razón porque la alimentación es un tema que me apasiona tanto es porque hace más de 7 años salí del consultorio del doctor con un diagnóstico negativo para la enfermedad celíaca y una recomendación de seguir comiendo todo lo que quisiera y de paso hacerle una visita al psicólogo. 

Hoy en día, después de muchos exámenes de laboratorio, pruebas con diferentes tipos de alimentación, ensayo y error digo que soy una celíaca en potencia: tengo la predisposición genética para la enfermedad celíaca pero la condición autoinmune no se ha despertado en mí. Mis síntomas me ayudaron a saber que si prestaba atención a mi sensibilidad al gluten podría recuperar la salud de mi intestino y evitar la enfermedad. 

Esto se ha convertido en mi mensaje, en mi proyecto de vida, que todos sepamos que la comida es un pilar importante para tener bienestar y que podemos usar la comida como medicina.